Cualquier momento del día o de la noche es bueno para decir basta y poner fin a una etapa de tu vida que hubieras deseado no vivir
Raimunda de Peñafort
Hoy se celebra el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y creo que es una buena oportunidad para hacer una análisis somero sobre los datos de Violencia contra las Mujeres y la situación de las mismas en tiempos de pandemia y, sobre todo, cómo influyó la anterior crisis económica en las políticas públicas de igualdad y su reflejo en las cifras de agresiones contra las mujeres y el número de víctimas de los diez últimos años.
Los datos en el confinamiento domiciliario
Os dejo los datos recopilados por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, en los informes estadísticos que se publican mensualmente. El dato escogido ha sido el de las llamadas al 016, por el simple hecho de ser el más representativo y el más fiable a la hora de poder medir la situación en términos actuales, y más teniendo en cuenta el desarrollo del ciclo de la violencia de género en el tiempo y que los resultados son más óptimos y fiables cuando se estudian al largo plazo.
Todos los meses, desde la medida tomada del confinamiento domiciliario, han aumentado las llamadas al 016, situándose el abril el aumento más representativo con 8.962 llamadas en el año 2020, respecto de las 5.396 llamadas del año 2019, representado un 61,1% de diferencia.
Según se relajan las medidas de confinamiento domiciliario, también disminuyen las llamadas al 016, en mayo hay un aumento del 41% respecto del año pasado, en junio nos situamos en un 39,2%; la serie sigue descendiendo en julio con un 10,1%. Situándose septiembre en el mes más bajo de toda la serie con un aumento respecto del año pasado con un 5,82%. Aquí podéis consultar la información útil para pedir ayuda, en caso de que la necesitéis.
Pero, ¿por qué? Partiendo del artículo de Miguel Lorente Acosta «Violencia de género en tiempos de pandemia y confinamiento» en el que analiza este problema y os recomiendo encarecidamente, hace referencia a que el confinamiento crea las condiciones idóneas para que los elementos de la violencia de género se potencien, marcando el aislamiento de la mujer y facilitando el control por parte del agresor, nos situamos en un contexto en el que las barreras para pedir ayuda aumentan, de manera que, tanto de forma psicológica como física, se dificulta poder pedir ayuda ante una situación de violencia.
Las Políticas de Igualdad en contexto de crisis
Nos volvemos a situar en un escenario políticos, social y económico que se hace doblemente complicado para las mujeres, sólo por razón de su sexo. La esperanza para erradicar la violencia contra las mujeres se puede depositar en muchos sitios, pero para que no sea ingenua hemos de depositarla en las instituciones públicas.
Aunque el desarrollo de las políticas públicas en materia de Igualdad en España empezó siendo innovador y espectacular desde principios de la democracia, sobre todo, en el período 2004-2008, llegó la crisis económica y el control del déficit público y las políticas de austeridad, en lo social y frenó este avance tan necesario del que dependían la vida de miles de mujeres. El desmantelamiento de las políticas sociales y de igualdad y el retroceso de los derechos de las mujeres se ha hecho patente y quizás estemos viendo y sufriendo los resultados en el debate político actual.
Me baso en el artículo de Emanuela Lombardo y Margarita León «Políticas de igualdad de género y sociales en España»; analizan el desarrollo de las políticas públicas en materia social y de igualdad pero me quiero detener en las políticas públicas, o su ausencia, del período de crisis económica a partir del año 2008.
La respuesta política a la crisis se consideró de austeridad consistiendo en «una serie de medidas que regulan la política económica provocando unos ajustes estructurales gracias a la reducción de los salarios y del gasto público»(Addabbo, Rodríguez, y Gálvez 2013: 5).
Lo que se traduce directamente a un retroceso en políticas de igualdad, dado que se empezó priorizando la economía frente a las cuestiones sociales, de manera que, empieza a producirse un verdadero proceso de desmantelamiento de las instituciones de igualdad, tanto a nivel estatal, como a nivel económico; así una de las primeras medidas de ahorro económico fue reducir el rango del Ministerio de Igualdad a Secretaría de Estado, incluida en el seno del Ministerio de Salud, Política Social e Igualdad.
El impacto se hace notar en los Presupuesto Generales del Estado, Paleo y Alonso comparan la evolución de los mismos destinados a política de igualdad desde 2002 a 2008 y en la etapa de crisis, de 2009 a 2013 y las autoras observan que en el primer período, el 90% de los casos analizados, el presupuesto destinado a igualdad se aumentó o se mantuvo constante pero, en el período de crisis, tan sólo el 25,6% de los casos aumentó. Las autoras, a analizar las variaciones totales observan que en el período antes de la crisis, se aumentó el presupuesto en un 57,2%, mientras que el presupuesto disminuye en todos los niveles en época de crisis, llegando a un -3,41% para la Administración Central del Estado.
En concreto, en cuanto a violencia de género, el presupuesto de 2015 (y que sigue vigente) partida destinada a las políticas en contra de la violencia de género se recortó en un 22.5% en comparación con el presupuesto del año 2008, continuando la tendencia decreciente desde el inicio de la crisis.
Coincido con las autoras en que la respuesta de la política institucional a la crisis económica promovió un desmantelamiento de las políticas sociales y de igualdad en el marco de un proyecto neoliberal apoyado en los esquemas tradicionales del patriarcado en el que, por otro lado, descansan las estructuras de pensamiento de los grandes partidos políticos que nos representan, en general; y, en particular, de los partidos políticos en el espectro ideológico del centro-derecha, sin olvidar de la reciente posición que se ocupa en nuestra sociedad de la extrema derecha.En un ejemplo patente y doloroso, en 2011 el gobierno del PP en Castilla-La Mancha anunció el 41% de recortes en centros de acogida para mujeres maltratadas que se paralizó gracias a las movilizaciones.
Para concluir, creo que es importante recordar una vez más el marco social y legislativo en el que nos encuadramos, es decir, el de un Estado de Derecho, que se basa en la doctrina contractualista, o del pacto social del Derecho, que explica el origen de la sociedad y del Estado como un contrato original entre los Ciudadanos, por el que se acepta una limitación de las libertades a cambio de leyes que garanticen la perpetuación de ciertas ventajas del cuerpo social.
Y, sin embargo, de este Contrato Social las mujeres nos quedamos fuera, como advirtió Carole Pateman en «El Contrato Sexual» la diferencia sexual entre ser mujer y hombre sigue siendo una diferencia política en nuestra sociedad, con consecuencias nefastas. Aunque ostentemos la condición de igualdad en un plano formal y legislativo, el Contrato Sexual, firmado por las mujeres, no como ciudadanas desde luego, sigue vigente a pesar de los intentos incansables de las mujeres de luchar por su condición de Ciudadanas, en igualdad al Otro.
Es imprescindible que en esta nueva crisis social y económica no se vuelva a dejar a las mujeres atrás, no por una cuestión ideológica, sino porque es una cuestión pública y de derechos humanos, además de un deber de Estado para las instituciones que nos representan. Es imprescindible, también, que se siga aumentando el gasto en políticas de Igualdad con el simple objetivo de salvar y mejorar las vidas de las mujeres que tenemos el derecho a vivir como Ciudadanas.
Nos leemos,
Sandra Herranz Casas
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